El señor Martín toma la decisión de marcharse todos de allí, de AlenÇon, e instalarse en Lisieux, en una fincaa con un hermoso jardín. Allí la pequeña comienza a resurgir.
Papá lleva a Teresa al campo, a dar largos paseos y se sientan a la orilla del agua. Ella escucha los ruídos lejanos, los murmullos del viento... "Y yo soñaba con el cielo". "Las hierbas y las grandes margaritas relucían de piedras preciosas". Un rayo cae muy cercano y ella está maravillada. Es preciso que el anciano papá se lleve de allí a la pequeña poeta. Un día la lleva al mar y asisten a la puesta del sol. Contempla, sentada en una roca junto a Paulina esa "Imagen de la gracia que ilumina el camino de las almas". Y medita sobre su porvenir y sobre su futuro. Tiene sus propósitos.
Le regalan un caleidoscopio y, por supuesto, lo desmonta. "Fue para mí la imagen de un gran misterio.
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Mientras nuestras acciones no salen del hogar del amor, la Santísima Trinidad les da su reflejo y una belleza admirables... Pero si salimos del centro inefable del amor, ¿qué queda?. Briznas de paja...".
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