A partir de entonces, la tristeza ya no la deja. Van a ver a Paulina todos los meses y por un breve instante le dejan dar un beso a través de la reja a la que fue su segunda mamá, luego regresa a casa bañada en lágrimas.
Su padre se va de viaje y Teresa, confiada a sus tíos, cae enferma de enfermedad nerviosa: temblores, alucinaciones, delirio... Una mejoría muy breve el día de la toma de hábito de Paulina y al día siguiente el mal vuelve.
El padre, Leonnie, María, Celine y sus tíos están junto a su cama de contínuo. Teresa delira y no los conoce.
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De pronto, los rasgos de la niña se iluminan inexplicablemente. Mira a una imagen de la Virgen que tiene enfrente. Su rostro está "impregnado de tal expresión sobrenatural" que los testigos de esta escena quedan sobrecogidos. Por fín baja los ojos, mira a María y reconoce a los suyos.
"La Virgen se adelantó... Me sonrió..."