martes

1. La reina

"No quiere separarse de mí -escribe su madre-. Está contínuamente a mi lado... No sería capaz de subir la escalera sin llamarme en cada escalón: ¡mamá, mamá!. Tantos escalones, tantos mamás".

Cuando su papá vuelve del trabajo, Teresa corre a ponerse a caballo y cabalga sobre una de sus botas.

"La mimas demasiado", dice su mamá. El papá sonríe: "¿Qué quieres que haga, es la reina".

Sus hermanas mayores, por la noche, van a su habitación y le cantan viejas canciones para que se duerma mejor. A la hora de los postres, su papá le lleva a la cama un trozo de tarta.

Teresa tiene su jardín, sus flores y una bonita jaula con una gallinita blanca. Tiene sus tesoros: trapos, cintas... Y tiene un corazón sensible y tierno. Para su edad, tiene una inteligencia excepcional.

María, la hermana mayor está acabando sus estudios en el convento de la Visitación y van a verla a menudo. Teresa lo observa todo. Ella ha tomado como modelo de vida a su hermana Paulina, que quiere hacerse religiosa.

-"¿Qué vas a hacer cuando seas mayor, Teresa?

-Yo tambien seré religiosa"

No tiene tres años, y la mama escribe de ella: "Es una niña muy inteligente, pero menos dócil que su hermana, y sobre todo es de una testarudez inconcebible, cuando dice que no, no hay nada que la haga ceder".

La mamá de Teresa no es poca cosa... una madre que ha perdido cuatro hijos de corta edad, de entre los nueve que ha traído al mundo, y que ha tenido la fortaleza de escribir, refiriendose a ellos:

"Cuando cerraba los ojos de mis queridos hijitos, sentía un gran dolor, sin duda, pero un dolor resignado. No lamentaba lo que había sufrido por ellos. Oía como comentaban: -¡Mejor sería no haberlos tenido!. Yo no toleraba ese lenguaje, pues no me parecía que las penas y las preocupaciones merecieran ser contrapartida de la felicidad eterna de mis niños".



La pequeña Teresa tiene a quien parecerse.

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