viernes

12. su decisión

Teresa visita al Superior del Carmelo, que le acoge glacialmente y termina con un no bien claro. -"De todas maneras, yo no soy más que el delegado de Monseñor. Si éste permite esta entrada, no tendré nada que decir".

Después de un tiempo parten hacia el obispado. Teresa ha cuidado de estirar bien sus cabellos para parecer mayor. En el palacio episcopal se encuentra minúscula "como una hormiguita".

Cuando es recibida por el obispo y se sienta, desaparece literalmente tragada por uno de los asientos.

-"¿Entonces, hace mucho tiempo que deseas el Carmelo?, pregunta monseñor.

-¡Oh! Sí, Monseñor. Mucho tiempo".

-"¡Vamos...! No puede hacer quince años de eso.

-Es verdad, pero no hay que restarles muchos, pues he deseado entregarme a Dios desde los tres años".

El obispo busca un aliado en el padre, pero aquel anciano respetable acepta hacer el sacrificio de su hija pequeña y afirma que irá hasta Roma y hablará con el Santo Padre si Monseñor niega el favor que le piden. El mismo dice:

"Haz el viaje a Roma. Fortalecerás tu vocación. Yo tengo que ir a Lisieux, hablaré de tí al Superior".


Con una gran paz en el alma, Teresa encuentra, ella sola, la fórmula: "Solo buscaré la voluntad del Señor".

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