martes

Mi cielo

Para poder soportar el destierro
de este valle de lágrimas,
de mi amado Salvador necesito la mirada.
Esa mirada divina, llena de amor, me revela
sus inefables encantos, nuncios de la dicha eterna.
Y mi Jesús me sonríe cuando por él suspiro,
y entonces ya no siento la prueba de la fe.
La mirada de mi Dios y su inefable sonrisa
¡son mi cielo para mí!

Mi cielo es atraer sobre las almas,
sobre mi Madre la Iglesia y mis hermanos,
las gracias de Jesús y sus divinas llamas
que abrasan y que alegran del hombre el corazón.
Todo puedo obtenerlo cuando, allá en lo secreto,
a mi divino Rey le hablo,
corazón a corazón.
Esta íntima oración cerquita del santuario
¡es mi cielo para mí!

Mi cielo está escondido en la pequeña hostia
en que Jesús, mi Esposo, se oculta por amor.
Y de este divino horno quiero sacar mi vida,
mi Salvador está en él y me escucha noche y día.
¡Oh dichosísimo instante, cuando en tu inmensa ternura
vienes a mí, Amado mío, para transformarme en ti!
Esta inefable embriaguez y esta unión de corazones
¡son mi cielo para mí!

Mi cielo es sentir en mí la semejanza de Dios,
que con un soplo potente a su imagen me creó.
Mi cielo es permanecer en su presencia divina,
y llamarla Padre mío, y ser y sentirme su hija.
En sus divinos brazos no temo la tormenta.
¡Es toda y mi sola ley el abandono completo!
Dormitar sobre su pecho, muy cerquita de su cara
¡es mi cielo para mí!

Mi cielo yo lo he encontrado en la santa Trinidad,
que, prisionera de amor, habita en mi corazón.
Contemplando allí a mi Dios, yo le repito, sin miedo,
que quiero amarle y servirle hasta mi postrer aliento.
Es mi cielo sonreír a ese Dios al que adoro
cuando él se quiere esconder para probar mi fe.
Sonreír mientras espero a que él mi mire otra vez
¡es mi cielo para mí!



(Pensamientos de sor san Vicente de Paul,
puestos en verso por su hermanita sor Teresa
del Niño Jesús.)

Fecha 7 de junio de 1896. Festividad del Santísimo Sacramento - Compuesta para: sor San Vicente de Paul, a petición suya.

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