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Beatificación de los padres de santa Teresita

Los padres de santa Teresita del Niño Jesús, Louis y Zélie Martin, serán beatificados en Lisieux, el 19 de octubre de 2008, durante el Domingo Mundial de las Misiones (DOMUND).

La noticia fue anunciada oficialmente por el prefecto de la Congregación para las Causas de los Santos, el cardenal José Saraiva Martins, este sábado 12 de julio, en Alençon (Francia), donde se casaron los padres de S. Teresa del Niño Jesús, hace 150 años, el 13 de Julio de 1858.

Los cuerpos de Louis (1823-1894) y Zélie (1831-1877) Martin, proclamados venerables por Juan Pablo II en 1994, fueron exhumados de su tumba, situada al pie de la basílica de Lisieux, el lunes 26 de mayo, con el objetivo de ser trasladados a la basílica en septiembre.

El niño italiano que debe su curación a la oración de intercesión de los esposos Martin, Pietro Schiliro, que hoy tiene seis años, estuvo presente en la ceremonia privada.

En Verona (Italia), se ha creado el relicario en el que descansarán los restos de los futuros beatos.




Benedicto XVI firmó el 3 de julio el decreto de reconocimiento de un milagro atribuido a la intercesión de los padres de santa Teresa de Lisieux.

El pequeño Pietro, nació con una malformación de los pulmones y los médicos habían dicho que no podría sobrevivir.

Un carmelita, el padre Antonio Sangalli, sugirió entonces a los padres que hicieran una novena a los padres de santa Teresita, que perdieron a cuatro niños en tierna edad, para obtener la fuerza de afrontar este sufrimiento.

Pero la mamá declaró que haría la novena (en realidad hizo dos) para pedir la curación de su hijo. Pietro, hoy es un niño en plena forma, que pudo venir a Lisieux con sus padres para dar las gracias a Louis y Zélie Martin.

Santa Teresita del Niño Jesús, copatrona mundial de las misiones, también fue proclamada doctora de la Iglesia por Juan Pablo II en una Jornada Mundial de las Misiones, el 19 de octubre de 1997.

21. La muerte de su padre

Un hombre de negocios va a él para que firme una renuncia general para la administración de sus bienes. Para el anciano esto es una humillación suprema. Tiene un momento de dolor y de rebelión. Luego se resigna, se humilla y acepta. Firma el documento que lo clasifica -vivo todavía- entre el número de los muertos.

La parálisis va minando su mente día a día. La sombra invade cada vez más su inteligencia. Ya no se trata de fugas. Los miembros inferiores se niegan a servir.

Por lo menos esto permite a Leonie y a Celine sacar a su padre de la casa de salud para volver a tenerlo con ellas.

Dos días después de esta liberación lo llevan al convento para que vea a sus queridas hijas carmelitas. Y una vez más, a consecuencia del shock, su pobre inteligencia se despierta. El señor Martín reconoce a su pequeña reina... Recuerda y llora, y, recuperando un supremo resto de lucidez, el anciano levanta la mano y llorando señala el cielo a Teresa, diciendo: "En el cielo..."

Se lo llevan. Teresa no volverá a ver a su padre. Intuitivamente comprende con su corazón de poeta el sentido del gesto de León XIII cuando pasó la mano por esa cabeza. Eso es lo que aquel gesto quería decir. El calvario que sin saber anunció.

Y se acuerda tambien Teresa de la visión que tuvo en los Buissonnets: la sombra de su padre atravesando el jardín, avejentado, encorvado, lento... llevando en la frente un velo.

20. La toma de hábito

A pesar de todo, Luís ha podido asistir a la toma de hábito de su hija menor Teresa. "Su triunfo, su última fiesta aquí abajo", escribe ella. En adelante, para el anciano patriarca de los Buissonnets todo va a ser ya sombras y el final de su existencia.

La memoria se sumerge casi definitivamente. Los sueños de huídas y las tentaciones de evasión se multiplican de manera peligrosa y se impone una decisión: llevarlo a una "casa de salud". Es un hombre lúcido todavía con frecuencia.

Antes de ir a enterrarse a esa tumba para gente viva va, por última vez, tal como solía hacer, a llevar al Carmelo un paquete de pescado para la comunidad. Pero él no tiene valor para entrar. Deja el paquete a la hermana del torno, incapaz de aceptar la crucifixión de ver a sus tres hijas carmelas por última vez.


Teresa y sus hermanas están al corriente de todo desde el fondo de su claustro, sufriendo la agonía moral correspondiente a esta enfermedad de su padre.

Durante tres años, el señor Martín permanecerá internado, atravesando períodos de oscuridad y lucidez. Por desgracia, dandose cuenta de su decadencia.

19. La enfermedad de Luis Martín

Unas congestiones que padeció lo privaron del uso de sus miembros durante un tiempo. Poco a poco fueron apareciendo luego las primeras lesiones de las facultades intelectuales. Un día olvidó y dejó morir de hambre a su periquito tan apreciado. Entonces fue cuando calibró con desespero su decadencia.

Los signos se concretaron. Se le oscureció la memoria, tuvo alucinaciones, sueños de huída, ausencias y terrores irrazobables. Miedo de persecuciones lo asediaron.

El dia 23 de junio huye de la vigilancia de sus hijas, que lo cuidaban, y huye. Se le busca durante cuatro días por la comarca. Por fín, un telegrama de El Havre informa de que lo acaban de encontrar y Celine y el tío Guerin acuden a por él y se lo traen todavía desorientado.


Reemprende su vida en los Buissonnets, pero la esclerosis continúa invadiendo su cerebro. La parálisis se agrava. Sale de largas crisis a veces, como si de un sueño espantoso se tratara, pero solo para tomar conciencia de su mente degradada.