viernes

7. sus libros

A los ocho años y medio, Teresa entra como pensionista en la abadía de las Benedictinas. La adivinamos apagada, un poco salvaje, solitaria "sin gusto por el juego", "dejando siempre hablar a los demás". Sus maestras reconocen que es muy inteligente, pero ante otros, pasa por "incapaz y torpe".

"Me habría pasado la vida leyendo", escribirá.

¿"Qué haces en casa los días de asueto?", le pregunta una maestra.

Tímidamente contesta: -"Con frecuencia me escondo en un pequeño espacio vacío de mi cuarto, que es fácil cerrar con las cortinas de mi cama. Y allí pienso...". Ríe la religiosa. -"¿Y en qué piensas?

-En Dios... En la rapidez de la vida... En la eternidad..."

Está obsesionada por los grandes ensueños. Su personaje preferido es Juana de Arco. Ella también se presiente nacida para la gloria. Sueña con "combatir en el campo de batalla".

"El relato de las hazañas de Juana de Arco me entusiasmaba.


Sentía en mi corazón el deseo y el valor de imitarla. Me parecía que el Señor me destinaba también a grandes cosas".

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