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Por primera vez con la beatificación de los esposos Martin -padres de santa Teresa del Niño Jesús-, la Iglesia estableció que la conmemoración de estos esposos sea el día de su matrimonio, y no el de su fallecimiento, como suele suceder.

"Con ello entiendo que la Iglesia desea señalar la importancia de la unión matrimonial como camino de santificación y fuente de elevación de la sociedad", revela la profesora Eva Carlota Rava, argentina y afincada en Roma donde enseña teología espiritual en la Pontificia Universidad Lateranense.

Esta docente, que estuvo en el santuario de Lisieux para la beatificación de Louis Martin y de Zélie Guérin, aclara que los padres de Teresita han sido declarados beatos no por ser padres de una santa, sino por sí mismos y sus virtudes heroicas.

El día de la beatificación coincidió con el DOMUND, el Domingo Mundial de las Misiones, y con el décimo aniversario de la proclamación de Santa Teresita de Lisieux como Doctora de la Iglesia por Juan Pablo II.

La beatificación de los esposos Martin pone de manifiesto la importancia que tiene el ambiente familiar y la concreta educación dada, para la formación de los hijos, educación integral sellada por la vida de la fe, enseñada sin duda con la palabra pero sobre todo con el ejemplo cotidiano. Si Teresita es como dijo Pío XI "la santa más grande de los tiempos modernos", esto se explica en parte por el padre y la madre extraordinarios que ella tuvo.

En los primeros siglos de la Iglesia había laicos, jóvenes de distintas profesiones, familias reconocidos como santos como Santa Cecilia, su esposo Valeriano y su cuñado, o bien San Vitale y su esposa Santa Valeria con sus hijos Gervasio y Protasio, mártires.

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